Así Nació el Atletismo en México

En la actualidad, miles de mexicanos se calzan sus zapatillas y se lanzan a las calles o pistas, impulsados por la pasión por correr. Maratones, medios maratones y carreras de diversas distancias atraen a multitudes, generando un verdadero fenómeno social y deportivo. Eventos masivos como el Maratón de la Ciudad de México congregan a decenas de miles de participantes, demostrando la arraigada cultura del running en el país. Sin embargo, ¿cuándo y cómo comenzó esta tradición? ¿Cuál fue el origen del atletismo en México y, específicamente, cuándo se corrió la primera carrera de maratón? Contrario a algunas creencias populares que sitúan el primer maratón reglamentario en fechas más recientes, la historia nos revela que este deporte y sus pruebas de resistencia tienen raíces mucho más profundas en el territorio mexicano, gestándose a finales del siglo XIX y culminando en un hito histórico a principios del siglo XX.

El presente artículo se sumerge en el fascinante proceso que dio origen al surgimiento del atletismo en la Ciudad de México, analizando cómo fue introducido, bajo qué formato y cómo la sociedad mexicana lo adoptó y adaptó. Exploraremos la influencia extranjera, el papel de los clubes deportivos, la distinción entre la nueva racionalidad deportiva y las prácticas físicas tradicionales, y finalmente, el significado de la organización de la primera carrera de maratón en el país, no solo como evento deportivo, sino como un fenómeno social y cultural que incluso llegó a reconfigurar la imagen pública del mexicano.

La Introducción de los Deportes Modernos en el Porfiriato

La llegada de los deportes modernos a México es un fenómeno que se sitúa principalmente durante el periodo conocido como el Porfiriato (1876-1911). Este régimen, caracterizado por una relativa pacificación del país y la reanudación de intensas relaciones diplomáticas y comerciales con Estados Unidos y Gran Bretaña, abrió las puertas a la inversión extranjera y a un proceso de modernización. Esta modernización no solo se manifestó en infraestructura y economía, sino también en la adopción de nuevas prácticas sociales y entretenimientos provenientes del extranjero.

Según diversos académicos, la sensación de progreso y la cercanía con las culturas anglosajonas propiciaron que la sociedad mexicana, particularmente las élites y las comunidades extranjeras residentes, adoptaran pasatiempos y actividades propias de la burguesía internacional. Este fenómeno ha sido descrito como una "persuasión porfiriana", una especie de mimetismo cultural que buscaba compartir las actividades y estilos de vida de las clases acomodadas de otros países. En este contexto, deportes como el béisbol, el fútbol y el atletismo comenzaron a ganar terreno, importados por empresarios, mineros, marinos, misioneros, profesores y otros extranjeros.

La introducción de estos deportes fue un proceso gradual que implicó dos momentos clave. Primero, la puesta en marcha de una nueva dinámica social basada en la competencia racional y la igualdad de condiciones, principios que no eran comunes en las actividades físicas tradicionales mexicanas. Segundo, la asimilación de estas nociones por parte de los individuos, lo que requirió la construcción de un nuevo espacio social donde los deportes pudieran ser practicados e integrados de forma permanente a la vida social. El atletismo, en particular, encontró un nicho de difusión importante al vincularse directamente con los festejos patrios.

Los "Juegos Patrióticos": La Semilla del Atletismo en México

El formato bajo el cual el atletismo comenzó a practicarse en México fue el de los "Juegos Patrióticos" (Patriotic Games). Esta forma de celebración, que consistía en adjuntar concursos atléticos a las fiestas nacionales (principalmente el día de la independencia), surgió en Estados Unidos en 1876 para conmemorar el centenario de su independencia. Los estadounidenses radicados en la Ciudad de México trajeron consigo este modelo, utilizándolo como una herramienta para reforzar su identidad nacional y cohesionar a su comunidad expatriada, que era bastante diversa en términos de clase y origen.

Una de las primeras referencias a un evento atlético en la capital mexicana data de 1892, cuando el periódico Daily Anglo-American informó que los estadounidenses residentes celebrarían su independencia con una ceremonia cívica y concursos atléticos. Estos eventos no solo servían como punto de encuentro y socialización para los expatriados, sino que también permitieron la participación de la sociedad mexicana, creando una "zona de contacto" donde se facilitaban las relaciones de amistad, negocios e incluso matrimonios, además de difundir activamente las prácticas deportivas.

La prensa de la época, como El Imparcial, destacaba la participación de mexicanos en estos festejos, resaltando los lazos de amistad y negocios que los unían a los estadounidenses. Era en estos concursos del 4 de julio donde muchos mexicanos tuvieron su primer contacto formal con el atletismo, aprendiendo lo que significaba correr, saltar y lanzar bajo las reglas y la estructura de un sistema deportivo moderno.

La Racionalidad Deportiva vs. las Prácticas Tradicionales

Uno de los aspectos fundamentales que distinguieron al atletismo moderno de las actividades físicas ya existentes en México fue su intrínseca racionalidad deportiva. Esta racionalidad se basa en la competencia estandarizada, la medición precisa del desempeño (tiempos, distancias, puntos), la búsqueda de récords y la igualdad de condiciones regida por normas universales.

Antes de la llegada de los deportes modernos, las actividades físicas en México a menudo carecían de estos elementos. Por ejemplo, la tradicional carrera de bola (rarajípari) de los tarahumaras (rarámuris), si bien implicaba una gran resistencia física, estaba profundamente ligada a aspectos mágico-religiosos y no buscaba la estandarización, la medición precisa o el entrenamiento sistemático tal como se entiende en el deporte moderno. Correr "sin bola" o entrenar específicamente carecía de sentido dentro de su cosmovisión, donde la actividad era parte de un ritual y una forma de vida, no una competencia racionalizada.

Otras actividades que eventualmente adquirirían estatus deportivo, como las carreras de caballos y la pelota vasca, tampoco poseían inicialmente esta racionalidad. Las carreras de caballos, practicadas desde la Colonia, eran descritas como de "escala primitiva" por la falta de regulación, la improvisación de pistas y la ausencia de reglas uniformes. Solo con el surgimiento del Jockey Club se comenzó a regular la actividad, clasificando a los caballos y estandarizando las competencias.

La pelota vasca, con su modalidad clásica presente desde el siglo XVIII, también carecía de homogeneidad en sus reglas, canchas e implementos. Las canchas a menudo se improvisaban, variando en tamaño y forma según la localidad. Los implementos también se adaptaban, usando pelotas de goma en lugar de cuero duro o inventando guantes locales como la "palmeta" en Chihuahua. Estas variaciones locales impedían el desarrollo de un sistema de competencias basado en la igualdad de condiciones y la comparación de récords a nivel más amplio. La invención de la "cesta punta" en Argentina y su llegada a México dio origen a la versión conocida como Jai Alai, que sí adoptó una mayor estandarización, pero la modalidad clásica permaneció marcada por su heterogeneidad.

En contraste, el atletismo introducido por los extranjeros se basaba en un cuerpo de reglas derivado de organizaciones como la Amateur Athletic Union de Estados Unidos. Se buscaba la igualdad de condiciones, el respeto por el Fair Play (juego limpio) y, fundamentalmente, la medición precisa del tiempo y la distancia para establecer récords. Esta búsqueda del récord se convirtió en un eje central del atletismo, permitiendo comparar el desempeño de atletas a lo largo del tiempo y en diferentes lugares, uniendo al deportista principiante con el campeón histórico.

El Papel Fundamental de los Clubes Atléticos

El asociacionismo deportivo, es decir, la formación de clubes, fue la piedra angular para el desarrollo y consolidación del atletismo en México. Estas organizaciones proporcionaron la estructura necesaria para fomentar la disciplina, organizar competencias regulares y formar atletas bajo los principios de la racionalidad deportiva.

Clubes como el Reforma Athletic Club, la YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes) y el Mexico Country Club fueron pioneros en la difusión del atletismo. Se fundaban con aportaciones de sus miembros, volviéndose autosustentables a través de cuotas mensuales y la venta de boletos para eventos. Estos clubes organizaban encuentros atléticos propios, a menudo denominados "Field Days" (Día de Campo), que seguían una lógica similar a la de los Juegos Patrióticos del 4 de julio. Estos Field Days eran competencias complementarias que, junto con los eventos patrióticos, conformaban una temporada atlética que mantenía a los deportistas activos durante todo el año, fomentando el entrenamiento regular y planificado.

La dinámica interna de los clubes estaba orientada a preparar deportistas capaces de ganar campeonatos y romper récords. Organizaban competencias internas para establecer rankings y seleccionar a sus mejores atletas. Posteriormente, estos seleccionados competían contra los representantes de otros clubes en los Field Days, generando una dinámica de rivalidad sana y de búsqueda constante de mejorar las marcas personales y nacionales. El hecho de que los atletas lograran mejores marcas y récords con el tiempo evidencia que no eran participantes improvisados, sino que se sometían a una preparación continua y racional.

La utilización de un mismo cuerpo de reglas por parte de estos clubes facilitó la expansión del atletismo, haciendo que las competencias fueran comprensibles y transferibles a otras regiones del país. Clubes mexicanos como el Club Hércules o el Junior Club también adoptaron este modelo, organizando eventos atléticos para celebrar la independencia o sus propios aniversarios de fundación, demostrando la asimilación de la racionalidad deportiva y el formato de los Juegos Patrióticos.

El Hito Histórico: El Primer Maratón en México (1910)

La culminación de este proceso de desarrollo atlético y asimilación de las pruebas de distancia llegó en 1910, un año de gran significado nacional al conmemorarse el Centenario de la Independencia de México. El Club Atlético Internacional, en colaboración con la H. Comisión de los Festejos del Centenario, planeó un gran evento atlético como parte de las celebraciones.

Inicialmente, el programa de competencias incluía pruebas tradicionales como carreras de velocidad, saltos y lanzamientos. Sin embargo, el corredor Eligio Castañón propuso la audaz idea de añadir una carrera de maratón. La propuesta fue aceptada por la Junta del Centenario, dando paso a la organización de este evento sin precedentes en México. La organización implicó un considerable despliegue de recursos económicos y humanos, así como una meticulosa logística para asegurar el éxito de la prueba.

Fue necesario trazar una ruta que cumpliera con la distancia reglamentaria de 42,195 metros y que fuera lo más adecuada posible para la competencia, evitando baches y desniveles excesivos. Para evaluar la condición física de los atletas y probar la efectividad de la ruta y la organización, se realizó una carrera de preparación de 25 kilómetros. Esta prueba sirvió como ensayo general y permitió determinar la aptitud de los participantes para enfrentar el desafío del maratón completo.

La carrera de preparación de 25 km fue ganada por Juan Díaz, con un tiempo de 1 hora y 38 minutos, recibiendo una entusiasta ovación del público, lo que confirmó el potencial de la maratón para ser un gran éxito deportivo y de convocatoria.

Finalmente, la esperada "Gran Carrera Maratón" se llevó a cabo en 1910. El vencedor fue el oaxaqueño Juan Díaz, miembro de la Escuela Magistral de Esgrima, quien completó la distancia en un impresionante tiempo de 3 horas y 5 minutos, especialmente destacable considerando la altitud de la Ciudad de México. El segundo lugar fue para Gustavo Ramírez de Xochimilco (3:30), y el tercero para Juan Medrano de Guanajuato (3:36).

Aunque solo 10 competidores (todos mexicanos) tomaron la salida y únicamente la mitad logró terminar el recorrido, el evento despertó un enorme interés público. Una gran multitud se congregó tanto en el punto de salida, cerca del puente de Churubusco, como en la meta, ubicada frente al Salón Merignac, brindando una ruidosa y entusiasta bienvenida al ganador, quien fue premiado con un reloj de oro.

Este evento de 1910 marca oficialmente la realización del Primer Maratón en México, desmintiendo la creencia de que el maratón de León de 1980 fue el primero con distancia reglamentaria. Si bien es cierto que hubo selectivos olímpicos en 1924 y 1928 con distancias certificadas, el hito inicial corresponde a 1910.

Correr para Redefinir una Imagen: Las Carreras de Fondo y la Identidad Mexicana

Más allá del logro deportivo, el surgimiento del atletismo y el éxito de los mexicanos en las pruebas de distancia tuvieron un profundo impacto social y cultural. En una época donde prevalecían ideas basadas en el darwinismo social que consideraban a la raza indígena y mestiza mexicana como débil y decadente, poco apta para el progreso y el esfuerzo físico intenso, las carreras de fondo ofrecieron una oportunidad para construir una nueva representación social del mexicano.

La fisonomía corporal era vista como un reflejo de las capacidades económicas y culturales, y las teorías raciales de la época sostenían que la mala nutrición y el mestizaje debilitaban al mexicano. Sin embargo, las características somáticas de los mexicanos, particularmente su reconocida resistencia física en pruebas de larga distancia (como la de los rarámuris, aunque no bajo el formato deportivo racionalizado), resultaron idóneas para las carreras de resistencia dentro del atletismo moderno.

Desde 1907, se hizo evidente en los Juegos Patrióticos del 4 de julio que, mientras los atletas estadounidenses dominaban las pruebas de velocidad, los mexicanos destacaban notablemente en las de resistencia. Esta aptitud natural para las distancias largas fue aprovechada al máximo.

El maratón de 1910 y el éxito de atletas como Juan Díaz fueron interpretados como una clara evidencia de que la sociedad mexicana no era débil, sino, por el contrario, fuerte y resistente. Los despliegues físicos en estas pruebas fueron vistos como "espectáculos viriles" por la prensa, contribuyendo a forjar una nueva imagen pública del mexicano como un atleta capaz de grandes esfuerzos prolongados. Esta especialización deportiva en las pruebas de resistencia permitió a los mexicanos encontrar un espacio de hegemonía y utilizar el deporte como una herramienta para desafiar estereotipos y construir una identidad nacional basada en la fortaleza y la perseverancia.

Comparativa: Actividades Tradicionales vs. Atletismo Moderno

La introducción del atletismo representó un cambio paradigmático en la forma de concebir y practicar la actividad física. La siguiente tabla resume algunas diferencias clave, basadas en los elementos de la racionalidad deportiva:

Preguntas Frecuentes sobre los Orígenes del Atletismo en México

¿Qué deporte se considera que se originó en México según el texto?

El texto no afirma que el atletismo se originara en México. Por el contrario, explica que el atletismo moderno fue introducido en México por comunidades extranjeras, principalmente estadounidenses y británicos, durante el Porfiriato.

¿Quién introdujo el atletismo en México y bajo qué formato?

El atletismo fue introducido principalmente por estadounidenses y británicos. Los estadounidenses lo trajeron bajo el formato de "Juegos Patrióticos", que consistía en organizar concursos atléticos adjuntos a la celebración de sus fiestas nacionales, como el 4 de julio.

¿Cuándo y dónde se celebró el primer evento atlético del que se tiene registro en la Ciudad de México?

Una de las primeras referencias documentadas de un evento atlético en la Ciudad de México data de 1892, organizado por la comunidad estadounidense como parte de la celebración de su independencia.

¿Qué diferencia había entre el atletismo moderno y las actividades físicas tradicionales mexicanas?

La principal diferencia radicaba en la "racionalidad deportiva" del atletismo moderno. Este se basaba en reglas estandarizadas, medición precisa del tiempo y la distancia, búsqueda de récords, entrenamiento sistemático y competencia bajo igualdad de condiciones, elementos que no estaban presentes en actividades como la carrera de bola rarámuri o las carreras de caballos primitivas.

¿Cuándo se corrió el primer maratón en México?

Según el texto, el primer maratón en México se corrió en 1910 en la Ciudad de México, como parte de los festejos del Centenario de la Independencia.

¿Quién ganó el primer maratón en México en 1910?

El ganador del primer maratón en México en 1910 fue Juan Díaz, un atleta oaxaqueño.

¿Qué papel jugaron los clubes deportivos en el desarrollo del atletismo?

Los clubes deportivos fueron fundamentales. Proporcionaron la estructura organizativa y económica para fomentar el atletismo, preparar atletas, establecer reglas uniformes, organizar competencias regulares (como los Field Days) y difundir los principios de la racionalidad deportiva.

¿Cómo influyeron las carreras de fondo en la percepción de los mexicanos?

Las carreras de fondo permitieron a los atletas mexicanos, que mostraron una gran aptitud para la resistencia, desafiar los estereotipos negativos de la época que los consideraban físicamente débiles. Su éxito en estas pruebas ayudó a construir una nueva imagen pública del mexicano como un individuo fuerte y resistente.

En conclusión, la historia del atletismo en México es un relato fascinante de cómo una práctica extranjera, introducida bajo un formato cultural específico como los "Juegos Patrióticos", fue gradualmente asimilada por la sociedad mexicana. A través del esfuerzo de clubes y deportistas, se adoptaron los principios de la racionalidad deportiva, contrastando con las actividades físicas tradicionales. Este proceso culminó en hitos como la organización del Primer Maratón en 1910, un evento que no solo marcó el inicio formal de esta icónica prueba en el país, sino que también sirvió como un espacio crucial para que los atletas mexicanos, especialmente en las carreras de resistencia, demostraran su fortaleza y contribuyeran a forjar una nueva y positiva imagen de la identidad nacional.

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